Las personas andróginas presentan rasgos físicos que no corresponden definidamente con los de su sexo. La palabra androginia proviene del griego «anér» (hombre) y «güné» (mujer).
Es importante no confundir a una persona andrógina con ser transgénero o intersexual. No son sinónimos, los tres casos son distintos.
Androginia:
Una persona andrógina, a medida que va alcanzando la madurez, los rasgos correspondientes a su sexo no terminan de desarrollarse por completo, por lo que compartirán características físicas tanto femeninas como masculinas, haciendo difícil de identificar su verdadero sexo.
Transgénero:
Mientras que una persona transgénero se somete a un tratamiento hormonal y quirúrgico para obtener la apariencia del sexo con el que se identifica, una persona andrógina no realiza ningún tipo de intervención hormonal o quirírgica externa en su suerpo.
Intersexual:
Por otro lado, una persona intersexual nace con ambos órganos sexuales, tanto de hombre como de mujer. Esto no quiere decir que los órganos sexuales se encuentren completamente desarrollados, ya que no siempre son notorios.
El individuo puede poseer vulva y vagina, pero carecer de útero y ovarios; puede poseer un órgano eréctil de tamaño y forma intermedia entre un clítoris y un pene poco desarrollado; o también poseer gónadas masculinas y femeninas.
De todos modos, la intersexualidad no se da en todos los individuos de la misma manera. Así, la persona intersexual puede tener características físicas de una mujer, pero al mismo tiempo su código genético ser el propio de un hombre.
Otro punto a resaltar es que tanto una persona andrógina como una intersexual, su orientación sexual no está determinada por su condición biológica. Pueden ser tanto homosexuales como heterosexuales o bisexuales, no simplemente pensar que es homosexual.
La Androginia en la Mitología Griega
Platón es el primero en mencionar el término androginia en su obra El Banquete; en ella había un ser cuyo cuerpo poseía los dos sexos (masculino y femenino).
De acuerdo con el mito, nuestros antepasados eran todos «seres andróginos», los cuales intentaron invadir la morada de los dioses, el Monte Olimpo, por lo que Zeus los castigó enviándoles un rayo que los dividió en varón y mujer.
Se dice que desde ese entonces, el varón y la mujer andan buscando su otra mitad.
En aquella época, este mito habría explicado la heterosexualidad y también la homosexualidad; ya que Platón también hacía mención que este ser andrógino, así como podía reunir en su cuerpo al sexo opuesto, también podía reunir en su cuerpo dos seres de un mismo sexo.
En conclusión, el mito de este filósofo feminista supone una explicación a las relaciones heterosexuales y homosexuales.
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