Han pasado cinco años desde que dejé Perú, mi país de origen. Hoy, a mi regreso, he visitado cuatro ciudades y he podido notar que poco o nada ha cambiado el país con respecto a sus infraestructuras y la sociedad en general.
La infraestructura en Perú sigue siendo decadente; mientras que la sociedad sigue estando muy arraigada hacia lo patriarcal.
Perú tiene muchas cosas positivas, pero asimismo están las cosas negativas que no se pueden ocultar.
Ciudades que visité en mi regreso a Perú:
Cajamarca
La primera ciudad que visité fue Cajamarca, conocida como la capital del carnaval peruano. Esta ciudad andina se encuentra a 2750 metros sobre el nivel del mar.
Cajamarca tiene mucha historia, ya que aquí fue donde el Inca Atahualpa (último soberano del imperio del Tahuantinsuyo) fue capturado por el conquistador español Francisco Pizarro en 1532.
Además de ello, esta ciudad mantiene unos paisajes increíbles. Si visitas la Granja Porcón te quedarás enamorado del bosque de pinos, hasta pensarás que te encuentras en los bosques de América del Norte.
Otros atractivos a visitar son las haciendas lecheras, donde podrás degustar exquisitos productos lácteos.
Su clima es perfecto, yo estuve en verano y la temperatura oscilaba entre 15 a 18 grados centígrados, llegando a bajar por la noche hasta 10 grados.
La comida en Cajamarca es muy rica y barata. Un menú (plato de entrada, plato principal y bebida) lo puedes encontrar desde 5 soles (1.40 dólares) hasta los 7 soles ($2). La porción es abundante, por lo que si eres de buen comer, podrás con ello, pero si estás acostumbrado a comer poquito, te aseguro que con la entrada ya te quedarás satisfecho, siempre y cuando la entrada sea sopa.
En cuanto a la seguridad, Cajamarca, como cualquier otra ciudad de la sierra peruana, es bastante segura. Además, su gente es muy amable y fácil de tratar.
Cosas negativas de Cajamarca
Así como hay cosas positivas, también existen las negativas. Ya en el año 2013 había tenido mi primera oportunidad de visitar esta ciudad, y hoy 2020 a mi regreso a Cajamarca, noté que sigue luciendo igual, descuidada y desordenada (a pesar de ser pequeña).
Dentro de la ciudad, el desorden que causan los vehículos al transitar no la hace ver como una ciudad tranquila. Por la tarde hay muchas calles sucias, sobre todo aquellas que se encuentran cerca a los mercados.
Los mercados lucen desordenados, desorganizados y poco limpios. Eso sí, en estos lugares, comprar es mucho más barato que ir a un supermercado, y además encontrarás productos frescos, de calidad y mucha variedad.
Saliendo de la ciudad se puede ver que muchas carreteras están sin asfaltar, dejando ver el mal estado en que se encuentran. Esto lo vi hace siete años y hoy en día continúan en la misma situación, tal parece que al gobierno regional no le interesa mejorar el estado de sus carreteras.
Esta ciudad tiene una importante zona minera y por tal motivo debería lucir diferente, puesto que la minería es un sector donde se mueve mucho dinero, pero ya sabemos que eso solo se queda en los bolsillos de los gobiernos.
Chiclayo, su clima, su comida, y su gente
La segunda Ciudad que visité fue Chiclayo. Esta ciudad se ubica en la costa peruana. Debo admitir que esta vez sólo me quedé dos días aquí.
Esta ciudad es mucho más grande que Cajamarca, y a diferencia de la primera, que luce bastante Colonial, las construcciones de Chiclayo son como las de una ciudad moderna.
Esta ciudad también es desordenada, caótica y luce sucia si te alejas de la zona céntrica.
Estuve hospedada a pocas cuadras de la zona céntrica, donde a una cuadra se encontraba el mercado principal de esta ciudad. Fui a visitar el mercado y es de las cosas más desordenadas que haya visto.
Fuera del mercado todo el mundo intenta vender cosas, el tránsito es abrumador y hay un caos total. Dentro del mercado no podrás ni caminar, es demasiado estrecho y ocurre lo mismo que fuera de él. Abrumador.
Por las tardes, cuando el mercado empieza a cerrar, podrás ver los cúmulos de basura que quedan (no solo en la zona del mercado, sino incluso alrededor de las calles aledañas).
Los mercados en Perú, por lo general, lucen así, y, como peruano que soy, me da verdadera tristeza que nadie haga algo por mejorar eso. Es como si la gente se acostumbrara a vivir en la suciedad y no quisiera darse cuenta de que tienen derecho a vivir en mejores condiciones.
Durante el verano, la ciudad de Chiclayo es demasiada calurosa, y como toda ciudad costera no es muy segura. Pero siempre puedes evitar que te asalten si te mueves dentro de la zona céntrica.
La comida aquí no es tan barata como en Cajamarca, pero la cantidad y calidad siguen siendo igual. Un menú puede costar entre 7 (2 dólares) y 10 soles ($2.90).
La gente chiclayana no ofrece el encanto de la gente cajamarquina, pero aun así mantienen la cordialidad.
En mi regreso, tampoco he notando cambio en esta ciudad; es más, la noté hasta más sucia. Parece que hay un gran problema de limpieza.
Tumbes y su verano sofocante
La tercera ciudad en visitar fue Tumbes, mi ciudad natal. Esta ciudad está ubicada en el límite de la frontera con Ecuador.
A Tumbes también se le conoce como La Ciudad del Eterno Verano debido a que su temperatura se mantiene con 27 grados la mayor parte del año, llegando a bajar hasta los 23 grados durante los meses de septiembre a octubre.
No suena tan caluroso, ¿verdad? Es porque no estás teniendo en cuenta su humedad extrema, que provoca una sensación térmica mucho mayor.
Me atrevería a decir que Tumbes, durante los meses de verano, tiene el verano más caluroso de toda la zona costera, puesto que se encuentra en una zona tropical y húmeda, teniendo un verano muy lluvioso.
Tumbes, como región, tiene bosque tropical y bosque seco ecuatorial, por lo que el primero siempre permanecerá húmedo durante todo el año. Si eres un aventurero, podrás adentrarte en este bosque donde encontrarás ríos y cascadas. Te hará creer que estás en una selva.
El segundo bosque se mantiene seco durante casi todo el año, volviéndose verde en los meses de verano a causa de a las intensas lluvias que se producen en esta época.
Otro tipo de bosque que podrás ver en esta región y solo aquí (ya que no existe en ningún otro lugar de Perú), son los bosques de mangle.
Pero si lo tuyo es el turismo de sol y playa, en esta pequeña región encontrarás las mejores playas de todo el litoral peruano. Aguas cálidas y cristalinas, y lo mejor es que no encontrarás el turismo masivo que probablemente haya en playas de otras parte del mundo. Incluso aquí aún encontrarás playas vírgenes.
Dentro de la ciudad hay poco que ver, aquí no encontrarás ninguna construcción colonial, su construcción ha ido mejorando con el paso de los años y poco a poco se deja ver más moderna.
Hace cinco años no había en Tumbes supermercados, ni centros comerciales. Hoy encontramos ambas cosas y eso la hace lucir más moderna.
Las calles también han mejorado mucho, hoy se muestran más limpias y tranquilas que hace cinco años. Incluso el mercado principal de la ciudad ha mejorado, aunque aún le falta mucho.
La comida en Tumbes me atrevería a decir que es una de las más exquisitas de Perú, sobre todo la comida marina, creo que no he probado mejor comida marina en otra parte. Con razón los tumbesinos nos sentimos orgullos de nuestra comida.
Los precios de un menú aquí son parecidos a los de Chiclayo, oscilando entre 8 y 10 soles ($2.30-2.90), sirviéndote una muy generosa porción, de la que fácilmente comerían dos personas.
Cosas negativas de Tumbes
Esta ciudad tiene problemas de agua y desagües, y durante el verano es cuando más salen a relucir. Hay calles que se ven muy afectadas por estos desagües, donde se llenan de agua sin necesidad de que haya llovido.
Pero lo peor no termina ahí, el problema más preocupante son los cortes de agua, siendo prominentes en verano, donde ducharte durante el día es casi imposible.
Si viajas en esta época del año a esta ciudad asegúrate que tu hotel cuente con abastecimientos de agua, porque te aseguro que muchos no lo tienen, y suelen ser hoteles caros de «mucha calidad», así que no te confíes solo porque tu hotel cuesta más. De lo contrario, tendrás que levantarte antes de la 5:00 A.M. a ducharte, y luego esperar hasta la medianoche para volver a ducharte (el calor tumbesino durante el verano es demasiado sofocante como para ducharte solo una vez).
Además de ello, todo lo bien organizada que se ve la zona céntrica se queda ahí, porque solo necesitas recorrer sus barrios (los cuales no están muy lejos) para darte cuenta que tampoco la infraestructura ha cambiado mucho, y las mismas condiciones se mantienen, dejando ver las calles sin asfalto y fachadas inacabadas.
Con respecto a la inseguridad, esta sigue siendo la misma, no ha mejorado. Si no te sales de la zona céntrica, estarás seguro.
Si visitas las afueras de la ciudad, por ejemplo, para ir a alguno de sus distritos como Pampas de Hospital, la carretera que te lleva hasta allá se encuentra en muy mal estado. Esta carretera fue dañada hace muchos años, supuestamente para construir una nueva. Sin embargo, hoy parece estar incluso en peor estado que cuando fue dañada (y han transcurrido dos gobiernos regionales y nadie ha sido capaz de poner solución).
Por otro lado, la gente tumbesina suele ser menos cordial que en Cajamarca, y tienden a ser más fríos, aunque siempre encontrarás gente amable y de buen trato.
Cusco
Por último, visité Cusco, la llamada Ciudad Imperial (debido a que fue la capital del Imperio del Tahuantinsuyo).
Cusco se encuentra a 3400 m.s.n.m., por lo que si no estás acostumbrado a esta altura te recomiendo que tomes precauciones.
La ciudad de Cusco está llena historia y bellas construcciones, tanto incaicas como coloniales.
Desde mi punto de vista, considero que esta ciudad es la más bella del Perú. Su encanto arquitectónico es la mezcla de la unión de dos mundos antiguos, y esa huella del pasado hace que este lugar sea mágico y misterioso.
Cusco, a diferencia del resto de ciudades peruanas (que mayormente suelen ser muy caóticas, desordenadas y sucias), luce todo lo contrario: limpia, ordenada, segura, y no es caótica.
Durante los meses de diciembre a marzo, suele llover mucho, con lo cual es menos recomendable visitar esta ciudad, a menos que no tengas pensado salir de ella.
Porque si tu propósito es visitar la ciudadela inca de Machu Picchu, no te recomiendo ir en esta época del año, debido a que muchas veces las vías del tren se ven afectadas por el incremento del caudal de los ríos, y las carreteras se ven cortadas por derrumbes.
Yo corrí con suerte. Durante mi estancia, nada de esto ocurrió, aunque camino hacia el pueblo de Ollantaytambo, partes de la carretera estaban semi-cortadas por derrumbes que se habían producido hace un par de días.
Cuando terminé mi estancia en Cusco me enteré de que el río Vilcanota se había desbordado, causando daños en las vías del tren. Esto suele suceder mucho en temporada de lluvia.
Cusco en sí es mágico. Sus pueblos, sus costumbres, su historia, sus paisajes y su gente harán que nunca olvides esta ciudad.
Cosas negativas de Cusco
Como nada es perfecto, algo negativo debe haber. Por ejemplo, a causa del turismo, esta ciudad es muy cara comparada con el resto de ciudades de Perú.
Un menú de comida aquí no es menor de 10 soles ($2.90), y este menú no es abundante como lo es en otra ciudad peruana. Si eres de buen apetito, fácilmente podrías quedarte con hambre.
Otro factor a considerar es que la comida en Cusco es muy distinta, sabe diferente, no mantiene esa exquisita sazón peruana a la que estamos acostumbrados. Lamentablemente, la comida aquí es algo insípida.
En Machu Picchu Pueblo (o Aguas Calientes, como también se le conoce), comer es aún más caro que en la ciudad del Cusco. Aquí, un menú te cuesta 20 soles (5.80 dólares).
Nosotros (éramos tres), por suerte, pudimos encontrar un restaurante donde se servía un menú por 10 soles, aunque no era el típico menú al que un peruano está acostumbrado. Tan solo era el plato principal y la bebida incluida (aunque te daban a elegir la bebida entre una limonada o un Pisco Sour).
Antes de ir tenía entendido que comer en el mercado de abastos de este pueblo era más barato, pero tampoco lo es del todo si lo comparamos con comer en un mercado en cualquier otra ciudad.
Nosotros fuimos por un desayuno a este mercado y compramos un caldo de gallina, el costo fue de 15 soles (4.30 dólares). En cualquier otra parte de Perú este plato cuesta 7 soles, que es menos de la mitad.
Eso sí, el plato era abundante y suficiente para calmarle el hambre a dos personas.
Conclusiones de mi viaje a Perú
En sí, este viaje lo disfruté mucho. Pude visitar a mi familia y amigos. Además de disfrutar de la comida, porque cuando se vive fuera, esto es de lo que más se extraña: la comida con la que uno crece.
Perú siempre va a ser un hogar para mí, y no importa dónde vaya, siempre voy a defender mis raíces, pero no por eso me voy a volver ciega ante los problemas que el país tiene (y que pasan los años y sigue siendo igual).
Tal vez un día regrese y me quede, pero ahora mismo siento que mi lugar no está allá. Como seres humanos, siempre buscamos el mejor lugar para vivir, donde podamos sentirnos libres y podamos llevar una vida digna y próspera.
Condiciones de vida en Perú
En Perú, es triste ver cómo las personas viven con un salario muy ajustado que no alcanza para prácticamente nada. Porque la calidad de vida es alta, el alquiler, productos de primera necesidad como la higiene, e incluso vestirse es muy caro.
Si deseas alquilar un apartamento en Perú, este lo obtendrás vacío, sin absolutamente ningún mueble ni electrodomésticos. Yo había planeado quedarme tres meses, pero debido a esta cuestión no pude hacerlo.
Algo que aterra es que la forma atroz de conducir. Parece que todos están en una competición de carreras, todos intentan colarse en algún espacio que vean sin respetar las normas de tráfico (que ni la policía respeta), y siempre están tocando la bocina innecesariamente, generando una contaminación acústica que puede incluso no dejarte dormir.
Eso se da en todo el país. Y cuando el peatón quiere cruzar la calle en un paso de cebra, tiene que esperar a que el área esté despejada, porque si lo haces esperando a que los coches paren, probablemente te atropellen.
Por otro lado, en Perú la informalidad laboral es muy común, y como consecuencia los jefes y empresarios se aprovechan, resultando en unas condiciones laborales muy inhumanas.
Casi nadie respeta un horario de salida, tal como dicen: “conoces tu hora de entrada, pero no de salida”. Y si trabajas horas extras, por supuesto que no te las pagan.
Y para empeorar la situación, con la llegada de la migración venezolana se ha abierto otra grieta. Se nota que se ha generado mucha xenofobia en el país, los ciudadanos peruanos culpan a los ciudadanos venezolanos de quitarles el trabajo. Pero aquí la culpa no es de los ciudadanos venezolanos, sino del gobierno; un gobierno que es incapaz de solucionar las condiciones laborales, el empresario hace lo que él quiere sin cumplir lo que ordena la ley.
Si se cumpliera con una ley reguladora de los derechos del trabajador, nadie se quedaría sin trabajo, todo aquel que se contrate sería por sus capacidades, y sin el fin de explotarlo laboralmente, pagándole una miseria.
Durante el tiempo que llevo viviendo en el extranjero, nadie me ha contratado por querer pagarme menos que a una persona local. Cuando un país actúa bajo la ley, todos tienen las mismas oportunidades laborales y nadie es discriminado.
La discriminación entre compatriotas
Por otro lado, la discriminación y el racismo siguen estando muy presentes en Perú. Y no me refiero a la discriminación con los extranjeros solamente, sino entre compatriotas.
Siempre ha habido una cuestión de superioridad dependiendo en qué región hayas nacido, y mucha gente cree que por el hecho de haber nacido en la costa o en la capital (Lima) lo hace superior a otro que haya nacido en la sierra o selva.
Aquí una anécdota:
En nuestra última noche en Cusco, mi amiga y yo decidimos salir a disfrutar de la noche. Llegamos a las puertas de una discoteca donde había un grupo de chicos cusqueños. Estos chicos querían entrar a la disco, pero uno de los guardias de seguridad les pidió el DNI y les dijo que «los nacionales tenían que identificarse». Al comprobar que no llevaban el DNI, el guardia no les permitió entrar y tuvieron que irse.
Cuando oímos esto, decidimos marcharnos a otro lugar porque tampoco llevábamos nuestros DNIs. Cuando uno de los guardias escuchó que no llevábamos nuestros DNIs, nos detuvo y nos dijo en voz baja que no nos marcháramos, y disimuladamente nos abrió paso para que entremos al local.
Hay un claro racismo. El problema en Perú en general (y creo que también es un problema de Latinoamérica), es considerar que alguien es mejor por tener un tono de piel más clara.
No debería tratarse del color de piel, sino de respeto hacia otro ser humano. Es algo que deberíamos aprender.
La sociedad peruana patriarcal y machista
Por otro lado, la sociedad patriarcal sigue estando muy fuertemente arraigada.
Durante mi estancia en Cajamarca, alquilé con mi esposo una habitación en casa de una familia. Era una familia muy amable, gentil y respetuosa, hasta cierto punto; y digo «hasta cierto punto» porque cuando supieron de nuestra condición de casados empezaron a interrogarnos sobre cuándo tendríamos hijos.
Porque tener hijos «demasiado mayor» (30 años hacia arriba, según ellos) no era bueno. La gente debe apredender que esa es su opinión y, por lo tanto, no es la opinión de los demás y como tal deberían mantener su boca cerrada y no incomodar a la otra parte. Sólo es cuestión de tener modales.
En Perú, mucha gente suele entrometerse en la vida de los demás. Esto es algo irrespetuoso, ya que cada persona tiene derecho a su intimidad y nadie debería cuestionar su desición.
Si no te gusta el modo de vida de otra persona que apenas conoces, no trates de hacerle cambiar, respeta sus decisiones. Nadie va a cambiar de parecer sólo porque a ti no te parezca igual.
En Perú, si eres mujer, tienes que tener hijos. Y pronto. O si no, te dirán que «ya te quedaste», refiriéndose a que te quedaste relegada de la sociedad, y serás marginada.
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Esto es algo que, viviendo en Europa, jamás he sentido. Nunca nadie ha cuestionado al respecto, y ni siquiera me preguntaron si yo quería tener hijos.
Cada sociedad tiene sus costumbres y eso se respeta, pero el ser irrespetuoso no creo que sea parte de una costumbre, sino falta de educación.
Hay muchas cosas de Perú que me encantan, es un país lleno de historia, con paisajes mágicos, comida exquisita y gente amable. Pero desearía que el gobierno trabaje más en hacer crecer al país para que se pueda vivir de manera decente, y que todos los ciudadanos puedan tener las mismas oportunidades.
Aún tengo fe en que llegue un gobierno capaz de eliminar la corrupción, porque es el mayor enemigo para toda sociedad al no permitirle prosperar.
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